domingo, 15 de noviembre de 2015

Sociedad de la información. Conocimiento y no conocimiento.



         A partir del concepto “sociedad de la información” surge la necesidad de un aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por ello, en el ámbito de la gestión del conocimiento, una de las competencias sobre la que más se ha trabajado ha sido la relacionada con las actitudes que facilitan la creación y difusión del conocimiento, así como las que preparan para el aprendizaje a lo largo de la vida (O'Sullivan, 2002).

En cuanto a los profesionales de la enseñanza, han de ser formados para que sepan interactuar de forma efectiva con la información, es decir, para que sean competentes informacionalmente, lo que permitirá elaborar un currículum más completo.

El concepto de “competencia informacional” ha sido ampliamente estudiado en los distintos niveles de los entornos educativos, en los que existen iniciativas que pretenden normalizar su formación. Otro concepto que surge en relación con los anteriores es la “pedagogía informacional”, consistente en un nuevo enfoque pedagógico centrado en facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje a partir de una correcta utilización, asimilación y procesamiento de la información.

CONOCIMIENTO Y NO CONOCIMIENTO

El conocimiento es un conjunto de información almacenada mediante la experiencia o el aprendizaje (a posteriori). Grosso modo, se trata de la posesión de múltiples datos interrelacionados.

Ahora bien, la transformación de una información en conocimiento exige un trabajo de reflexión, porque de por sí, una información sólo es un dato bruto, es la materia prima de la elaboración de un conocimiento. De esta manera, la información puede ser un “no-conocimiento”. Por tanto, la conversión de la información en conocimiento requiere el dominio de algunas competencias (críticas, teóricas, cognitivas), las cuales son fomentadas por la sociedad del conocimiento.

Internet ofrece ejemplos particularmente ilustrativos de ello. Según algunas estimaciones la mitad de las informaciones que circulan por este medio son falsas o inexactas, y las redes propician la difusión de rumores.

Por ejemplo: en la actualidad, existe una gran cantidad de vídeos tutoriales en Youtube dirigidos a la transmisión de información sobre maquillaje, peluquería, etc. Sin embargo, debemos adoptar ciertas precauciones con estas fuentes de información cuyos emisores pueden o no ser profesionales en el tema. Además, esta información no suele ser sometida a comparación y crítica por sus receptores, lo que puede conducir a la difusión de información errónea o no apta para todas las personas.

Otro ejemplo es la variedad de maneras en que una misma noticia es contada en cada periódico. De hecho, la manera de transmitir información, sobre todo, relacionada con el ámbito político suele manifestar las tendencias de los periódicos (El País de izquierdas, el ABC de derechas,...). Ante esta situación, cada individuo tendrá que contrastar la misma información (una misma noticia) en distintas fuentes para crearse una opinión más objetiva, completa y global. Un caso concreto que ejemplifica esta situación son las variaciones en los datos que ejemplifica esta situación son las variaciones en los datos aportados por la TV, periódicos, sindicatos,... sobre el número de manifestantes que acuden a una huelga.

Por último, frente a la gran cantidad de informaciones presentes en la sociedad del conocimiento, es completamente necesario el acceso al conocimiento, el cual permitirá a las personas “orientarse en el pensamiento” desarrollando su objetividad, capacidad crítica, autonomía, etc.

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